jueves, 9 de febrero de 2012

Quirófano 4 con el doctor Jenner

Los días pasan, y recibo en mi mesa a miles de personas como tú, supervivientes desesperados por encontrar una cura con sus hijos, hermanos, mujeres, padres, compañeros... Has visto la gran cola que hay a la entrada de este edificio en ruinas, es kilométrica. La gente incluso acampa alrededor de ella... Habrás visto que hay gente que se cuela, nosotros la colamos, la adelantamos. Suelen ser niños casi siempre, como tu hija. Otra gente viene a comprar medicamentos, a hacer trueque con las pastillas que encuentran por ahí, y otros vienen a que les solucione un problema con heridas, problemas internos, envenenamientos por radiación, o adicciones. Pero lo que nunca podrás sentir es lo que recorre mi cerebro al ver a una nueva embarazada... Ver una nueva vida que nace. Es horroroso...
¿Por qué? Dar una nueva vida en este yermo trae la esperanza, una nueva persona, algo nuevo para el futuro... ¿Qué te ocurre?
Admiro tu positivismo, pero no habrá futuro. No comprendes la gravedad del asunto; cada embarazada que llega... Es un nuevo desafío, miedo, pesadilla. Te preguntarás por qué soy así, por qué lo digo... Sinceramente he perdido toda esperanza, todos los días, las 24 horas, diagnostico lo mismo; envenenamientos por radiación. Hay gente que se salva, otra que no. Las embarazadas no, ni sus hijos. Si tu pudieras sentir, o al menos ver, presenciar, lo que es estar casi operando a una mujer a punto de dar a luz, atacado de nervios por hacerlo todo bien, sin que el niño sufra, sacarlo sin problemas, intentar que la madre no muera... Todo ese trabajo, horas metido en la viejas salas de operaciones polvorientas, en ruinas, con escombros amontonados en las esquinas, totalmente llena de gérmenes y contaminantes, los materiales sin esterilizar ni limpiar, restos de sangre y otros fluidos pegados a las baldosas de quirófano, con una luz ténue, una electricidad que no supera los 12 voltios; horas preparando a la posible madre, limpiando y cortando, cosiendo, no sabes la tensión que se pasa... Tras ese gran esfuerzo, ves salir por la vagina un ser, una abominación nuclear, un feto deformado y mutado, cubierto de sangre y líquido amniótico, un bebé semi muerto, con la cabeza hinchada, sin brazos, o con un agujero en el vientre, con tres manos, o sin forma... He visto muchos, muchos partos... He intervenido en todos. Durante estos malditos años desde que cayeron aquellos misiles... Te podría contar con los dedos de las manos la cantidad de partos con éxitos. La cantidad de pesadillas y malos recuerdos que me vienen, me enloquecen, no desaparecen de mi mente, de mi conciencia; mujeres jóvenes, casi adolescentes, embarazadas por violación o por descuidos... Las veo como cadáveres cuando aún gritan de dolor o para pedir ayuda... Pero todo el resultado, todo lo que luego hacemos con los cuerpos... Los recuerdos de esos partos asquerosos... Me he intentado suicidar cuatro veces... Pero no soy lo bastante fuerte, no puedo dejar el hospital solo, soy el único médico cirujano que hay... Sólo yo... Sólo estoy especializado en los huesos, ya me dirás tú que hago yo diagnosticando problemas con balas, desgarramientos de órganos o... radiación.
Ella lo destruye todo, no he conseguido librarme de ella, siempre está ahí, no desaparece, no se va. Donde se aferra, no hay manera de hacerla desaparecer; se puede debilitar o apartar, pero no puedo destruirla... La única esperanza del futuro... Como tú has dicho. Ella se lo ha cargado. La hija de puta te atraviesa, accede a todos tus órganos, a tu código genético, lo modifica, crea y destruye, como Dios... Por eso hay tan pocos niños, porque la mayoría no consiguen nacer, la radiación los transforma, juega con su genética, crea y destruye, como una niña pequeña. Luego salen esas aberraciones... Verás, no sé si lo podrás comprender, pero si no fuera por ella, si no fuera... Todo sería distinto; la gente le da tan poca importancia, le da la espalda... Cree que por taparse la boca con mascarillas consiguen engañarla... Idiotas... Los óvulos de mujer no se regeneran, la mujer lleva los mismos óvulos desde toda su vida, si la radiación no la ha dejado estéril, claro; la radiación que hay en su cuerpo contamina el óvulo, lo altera... El resto ya lo sabes. También afecta a los espermatozoides, pero se regeneran cada cierto tiempo, corto, por eso a veces nacen niños sanos.... Sólo un 15% de los embarazos... Creamos estos medicamentos, ese líquido viscoso que se inyecta en vena... Pero eso no hace desaparecer la radiación, no la destruye. Sólo la retrasa... Y la gente se sigue arriesgando a ir hacia focos de radiación nuclear, no comprenden la gravedad, siempre hacen oídos sordos a lo que los médicos dicen, pues ahora que se pudran en el infierno... Me estoy volviendo loco, cada vez que una de las enfermeras entra por el pasillo armando escándalo, sólo deseo que se trate de una bala, hueso roto, algo parecido, pero nunca un embarazo... Mi mente no puede ver eso más, no puedo más... Es algo contra mi natura, contra toda natura humana... Esos bichos, cosas deformes, algunas siguen vivas, chillando como monstruos, no como recién nacidos... Esos sonidos, esos colores tan fuertes, imágenes... Tengo pesadillas todas las noches, cada vez que cierro los ojos me persiguen... A veces me pregunto por qué la radiación tarda tanto en matarme... Quiero marcharme de esta pesadilla... Tienes suerte de no haber visto lo mismo que he visto yo. ¿Cómo se ha permitido esto? Todos esos misiles, esas cabezas nucleares... ¿Cómo se permitió aquello? Aquel genocidio... No hay futuro, esperanza, no hay nada...

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